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miércoles, 21 de enero de 2009

Lilith.

El repique de la lluvia contra la ventana lo mantenía despierto; y aunque prefería ver como las gotas chocaban y resbalaban en el vidrio era muy perezoso como para voltearse y mirar hacia la ventana que daba al jardín… Una pequeña cinta de -Mother Goose- había sido su fiel acompañante desde que había regresado de aquel escenario, y esta ya llevaba una hora trabada en el mismo relato:
Mother, she killed me.
Father, he ate me.
Sister gathered all my bones in some cloth to keep me close.
And bury me under the Pine Tree.


Aunque hiciera un buen clima para arreglarse, espolvorearse y salir a un lugar más calido a pasarla bien, curiosamente gozaba de estar enclaustrado en el ático, de la fría y solitaria casa, penando por el pseudo luto que se había impuesto. Le parecía lo más razonable para todos.

Al menos así simularía un poco.
Al menos así todos pensarían que el también estaba afectado y dejarían de consolarlo; de aliviarlo con frases calidas y vacías, de abrazarlo de manera forzada y sofocante y de regalarle ramilletes negros.
Después de todo, a él también debería de dolerle ¿No?

Si bien era el menos afectado de los cuatro; el funeral de horas atrás había significado para él tan poco, como la sombra que se escurría a través de la trampilla por cuarta vez.
“es una cucaracha” se decía aborrecido “Una cucaracha peluda, de cuatro patas y con cola”
Por quinta vez su cucaracha paso como un rayo por el hueco de su trampilla; escapándose axial del ojo gris que la espiaba sin ánimos.

Cuatro patas pronto se volvieron seis, para finalmente convertirse en dos que se escucharon desde la entrada. Su cuerpo, aun más adormecido que él, le obligo a levantarse y forzosamente lo arrastraba para ver quien se paseaba por ahí.
El teléfono volvió a sonar
¿Qué no se había dormido aún?
Quería cerrar los ojos de una buena vez, entrar a un paradisíaco sueño y alejarse de todo ese aburrimiento, de la melancolía ajena y de las continuas llamadas de Ethan para que salieran a hablar un rato.

¿Hablar? Hablar de que, si no había nada de que hablar.

“Solo cerro los ojos” recordó haber dicho “No es gran cosa”
Asomo la cabeza por la trampilla para ver por el oscuro pasillo; ahora ni su cucaracha daba rastro.
Un trueno retumbo e hizo que todo vibrara, tampoco pareció importarle.
“¿Ethan?” llamo con un bostezo.
“¿Adam?” esta vez, aunque no lo quisiera, proyecto bien la voz. Aunque fue inútil.
“¿...Abuelo?” Dio un último intento; aunque estaba seguro de que este mencionado no iba a aparecer.
Si no había dado la cara cuando su madre había muerto; mucho menos se iba a aparecer cuando la nueva también había expirado. A este paso no lo vería en otros diez años más, y eso para Argentine estaba bien.

Emitió un pequeño gruñido auto regañándose; pues su cuerpo había actuado sin permiso y lo había hecho perder tiempo. Cuando por fin se dispuso a volver a su pequeño espacio en donde tocaba la luz vio que este ya estaba ocupado: Por una pequeña bola blanca, la cual creía y se encogía continuamente. Vio las dos orejas alzarse y el dúo de ojos esmeralda voltear a verle.
Casi estaba seguro de haber visto al gato sonreír; y, se debía estar volviendo loco, pues la manera en que este se desperezaba era entre seductora y despreocupada.
bSu miau retumbo no solo en el ático sino en toda la caza; y casi en el acto la trampilla que daba a su escondite se abrió.

La melena rubia se agito quitándose los polvos de encima y maldijo a las telas de araña que lo habían ensuciado. Levanto la mirada se encontró con el joven de ojos grises que no había tenido modales en recibirlo; y claro, con la gata Lilith. O al menos así estaba escrito el nombre en su correa.

What breaks Routine.

“La lluvia tiene un vago secreto a ternura” Apago el televisor y la frase murio alli. Se apresuro a tomar las llaves y correr hasta la puerta; ya estaba tarde.
“No debes confiarte en tus costumbres” parafraseo con una voz chillona imitando a Marianne; tal y como ella lo hubiera hecho si hubiese estado alli. ¿Pero que más podia hacer alguien que se despierta a las 6 de la tarde y va a la cama a las 4 de mañana?
Siempre le parecieron inútiles los despertadores.

Pateo la puerta con apuro que casi le dio tiempo para reaccionar y atraparlo en sus brazos.
Estaba empapado y apestaba a alcohol y tristeza.
Como un cachorro abandonado.
Tuvo que pensarlo dos veces, pues era capaz de echarlo a un lado de la puerta para seguir su camino; pero termino por convencerlo cuando Argentine balbuceo torpemente “Seto”
El pelinegro sonrio casi con pena “pequeña putita” gruño y lo arrastro hacia el sofa, donde lo arrojo sin cuidado alguno. La verdad esperaba que el golpe lo despertara, pero Argentine seguia tan tieso como un tronco.
Miro nuevamente el reloj, y apreto los dientes con rabia: Definitivamente ya estaba tarde, y su ‘día’ estaba completamente arruinado; lo peor de todo es que le tocaria desvelarse esperando que Argentine despertara.
Seth lo miro con melancolia para despues limpiarle el rostro de los mechones y las gotas de agua que estorbaban. Realmente parecia un pobre animal abandonado a su suerte.
“¿Realmente vale la pena?” le pregunto sabiendo que Argentine no responderia, no es que le interesase; Si Argentine llegaba a suicidarse por culpa de una escoria como Rosefield le valia muy poco, aunque muy pero muy en el fondo, si le doleria. O almenos podria disimularlo de la mejor manera: Ya se habia acostumbrado al caprichoso rubio.

Suspiro rendido y se hecho al suelo.
El trueno junto con los relámpagos hicieron que todo en la casa y su alrededor retumbaran como un terremoto. Pero a Seth parecia no importarle. Le gustaban las tormentas, siempre eran interesantes. Y golpe de la lluvia contra las ventanas le traia un aire de relajación indiscutible; casi, como cuando Marianne les cantaba…
“Arshes” le escucho balbucear con miedo y pena, lo vio revolcarse y torcer en muecas de pena.
Volvio a acariciarle la caeza y termino por atraerlo hacia el. Calentandolo con su cuerpo y dando un largo y aborrecido suspiro, el cual se desemboco en la nuca del ojigris, lo cual le hizo despertar.
“¿Arshes?”
“ya quisieras”
Se asusto por tener al joven japones tan cerca; pero por otra parte le agradaba el calor que su cuerpo emitia, y su perfume… era tan exquisito como el de quien queria olvidarse.
“Seth”
“Seto”
“No te gusta que te llamen asi”
“Me llamaste Seto cuando viniste a parar aca, asi que llamame asi”
“Seto… Seth” corriogio Argentine mordiendose la lengua; era una costumbre “Tocame”
“No”
“¡Besme!”
“Sabes que no hare eso; no me importa cuan desesperado estes. No me atrevere a tocarte” le palpando sus mejillas con la yema de los dedos y calentando con las manos por debajo de la camisa.
“¡Entonces matalo! Pon le fin a mi sufriemiento; eso si puedes ahcer. Te pagare, y no sera por mi. Sera un negocio más. Eres bueno en eso, ¡asi que matalo!”
El pelinegro río y se aguanto las ganas golpearlo hasta dejarlo inconciente nuevamente. En su defecto mordio el cuello para mandarlo a callar, y cuando sintio las afiladas uñas clavarse en su espalda le susurro de manera seria y fria al oido.
“Si lo mato sera caro. Si lo mato, no podras contigo mismo y no atreverias a mirarme a la cara. Terminarias matandote para ir junto a el. Porque lo amas Argentine. Tu lo amas, pedazo de estupido.”

How to cheet up a broken heart.

Mantenían la mirada con angustia; más por parte de Adam que de Ethan.
Este último solo fingía para poder entender. Un gran suspiro inundo la habitación, y aunque el castaño no se inmuto en absoluto, volvió a asomar la cabeza por el hueco de la puerta.
“Ya llorara” empezó Adam, señalando como si fuera obvio “a algunos les afecta más tardíamente…”
Ethan por su parte difería, conocía muy bien a Argentine. Él no era de esos que se dejaba afectar tan fácilmente; y para él la muerte de Marianne no había significado nada.

Su atención volvió al rubio, quien en la habitación contigua jugaba con Lilith. Imitaba sus movimientos, rodaba por el suelo junto a ella e incluso copiaba sus gestos. Era como verse en un espejo; claro, si vieras reflejado a un gato en vez de a uno mismo.
La bola blanca salto hacia la mesita de noche y Argentine la siguió, quedando así frente a frente con la puerta. Esta se abrió, y aun en su trance felino quiso espiar para ver de quien se trataba.
La respuesta fue desagradable.
Lo vio entrar creyéndose dueño del recinto, y seguidamente se desplomo contra el sofá. Chasqueo los dedos y Lilita estuvo en su regazo ronroneando.
Argentine torció el gesto en disgusto. Le habían arruinado su juego.


Ninguno se percató que Ethan y Adam seguían observando.
Ethan Curioso y Adam con recelo. No solo era Argentine a quien le molestaba la presencia del nuevo inquilino. Creía saberlo todo, ¡y peor aun! Tocaba las cosas de Marianne como suyas.
Esto era lo que más le molestaba.
Por su parte, Argentine sentía repulsión sin razón. Generalmente no soportaba estar en la misma habitación que él por más de cinco minutos; Por eso era raro que siguiera ahí, mirándolo desde el suelo, como si estuviera apunto de atacarlo.
Y así lo hizo.
Se abalanzó sobre él como si fuese una fiera, como si fuese un gato.
Arshes contuvo la respiración un tanto turbado, además que Lilith en último momento salto fuera, rasguñándolo en la mejilla.
“Me das miedo ¿sabes?” comento sereno al tenerlo tan cerca. La mejilla estaba levemente manchada de sangre.
“Lo se” fue la simple respuesta que Argentine acompaño con una sonrisa; seguía curioseando con la mirada y manoseando con la punta de los dedos. Lo tocaba como a un trozo de comida extraña, para finalmente clavarse en su cuello y embriagarse con su aroma.
Si esto no era extraño sin duda era agradable.
“¿No deberías de estar por ahí lagrimeando?”
“¿te importa?”
“La verdad no”
La suspicaz sonrisa molesto a Argentine, deseaba fastidiarlo, pero parecía que Arshes lo disfrutaba.
Su repulsión casi aumento.

Escucharon el cascabel de Lilith cruzar el umbral de la puerta. Para ese entonces ya se encontraban tendidos en el suelo.
“¿Así que te pones autista cuando te deprimes?”
“La desesperación y el alcohol suelen sacar lo peor de uno; la depresión es solo un efecto secundario. Hay personas que beben por depresión; otras golpean, follan o lloran desconsoladamente”
“¿tu?”
“No estoy deprimido”
La noticia altero a Adam, y una gran rabia le embargo. Como Argentine dijo, los sentimientos podían sacar lo peor de uno. Mas Ethan lo detuvo antes de que este se atreviera a descargarse sobre Argentine, estaba más interesado en lo que fuera a pasar entre Arshes y Argentine que en la rabieta de Adam.
“¿tu?”
“No la conocí, entonces no tengo porque”
Se levanto desperezándose y tocándose levemente la mejilla manchada. El ojigris se inclino con intenciones de acercarse y la limpio con su legua… para después refugiarse entre sus brazos.

Arshes por fin lo entendió.
Al igual que Ethan; todos menos Adam, que moría de rabia por los actos del más joven del grupo.

Argentine no lloraba, no golpeaba, ni tiraba. Tampoco bebía {esto solo lo hacia por diversión} o tenia prospecto suicidas.
Él sustituía personas: Buscaba afecto, calor y amor.
Y Arshes había sido para él como la última coca-cola del desierto. Justo lo que necesitaba.
Si Bien Marianne nunca significo mucho para él, esta era una peculiar y perfecta excusa para bloquear lo que más dolía; la muerte de su madre. Y finalmente acercándosele.
Aunque le haya tenido recelo desde el momento en que llego.
Ethan entendía mejor que nadie.


Por otra parte Arshes se limitaba a abrazarlo, a estrecharlo entre sus brazos sin decir ni hacer nada.
Acariciando su cabello, suspirando profundamente.