De consumirse por el vértigo y enterrar la conciencia para encontrarlo allí: Esperando junto al dormitorio.
Ansioso por su encuentro.
Y así empieza, la secuencia de tiros y empujones, de gritos y gemidos. Que solo cesan con la primera estocada; la cual detiene el tiempo, lo calienta y después enfría.
Las siguientes tres con afán y un fingido cariño, sobre la carne: Los lugares del cuerpo siempre varían, pero su blanco predilecto es el corazón.
Susurra dulcemente al oído mientras espera impaciente la muerte, para así, ponerle fin a esa pesadilla.
El problema es que ser el criminal de la historia no es nada fácil; aparte sé que no soy diestro con el cuchillo y siento que lo hago sufrir. Me gustaría ensayar con otros métodos de asesinato menos personales.
La pistola, por ejemplo. La soga me es muy violenta y nos envolvería en una lucha que sólo nos volvería mucho más íntimos.
Pero no puedo quejarme, estoy obligado.
Y todo es enteramente su culpa.
Le he propuesto citarnos en otro lugar para conversar un poco, ya que tiempo para matar sobraba; puesto que esto solo era una vez al año. Tiene una extraña fijación por el Día de Brujas; pues solo me obliga a hacerlo en este día.
Ni antes ni después.
Le propuse un homicidio pasional en un bar, pero él insiste en que vaya directo al punto; porque así es más practico. Y porque así disfruta de una muerte rápida y nada voluptuosa: victima y victimario, sin elaboración y sin involucrarnos.
Me ha dicho, que si no continuo, recurrirá a que se suiciden; y honestamente me aterroriza la idea de llegar a ese momento y encontrarlo desplomado sin mi ayuda.
Me dolería bastante… aunque hay veces, en que quiere hacerme creer que he conseguido a espaldas de ellos algo de veneno… insisto, me gusta experimentar.
Nunca se sabe…
***
Y al siguiente parpadeo volvió a la realidad.
Sudando frío como era la costumbre.
Un escalofrío recorrió su espina: reviso el calendario con pesar, 31 de Octubre.
Quien diría que aquel sueño se volvía realidad una vez al año.
Que desde el momento en que ese ser, Andrei Dietrich, había invadido su cama; él resultaría condenado. Maldito por el capricho de un demonio egoísta; quien de la noche a la mañana lo había proclamado como suyo. Y esto incluía serle devoto y fiel. Entregarse a él en carne y sentimiento, mas no en alma.
Era por eso que cada Noche de Brujas se veía obligado, casi poseído, a matar no a uno, sino a todos de sus pretendientes; para que asi solo pudiese pertenecerle enteramente a él.
Lo encontró a su lado; dormitando, envuelto en sabanas y jugando con su cola.
Con una socarrona sonrisa incrustada en sus carnosos labios.
“Te odio tanto” pronuncio acariciando los pétalos rosa; pues sabia lo que le esperaba.
“mentiroso” rió el rubio despertando, saboreando labios ajenos como desayuno.
Ethan sonrió, no pudo evitar hacerlo…
Como detestaba Halloween.
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