miércoles, 21 de enero de 2009

How to cheet up a broken heart.

Mantenían la mirada con angustia; más por parte de Adam que de Ethan.
Este último solo fingía para poder entender. Un gran suspiro inundo la habitación, y aunque el castaño no se inmuto en absoluto, volvió a asomar la cabeza por el hueco de la puerta.
“Ya llorara” empezó Adam, señalando como si fuera obvio “a algunos les afecta más tardíamente…”
Ethan por su parte difería, conocía muy bien a Argentine. Él no era de esos que se dejaba afectar tan fácilmente; y para él la muerte de Marianne no había significado nada.

Su atención volvió al rubio, quien en la habitación contigua jugaba con Lilith. Imitaba sus movimientos, rodaba por el suelo junto a ella e incluso copiaba sus gestos. Era como verse en un espejo; claro, si vieras reflejado a un gato en vez de a uno mismo.
La bola blanca salto hacia la mesita de noche y Argentine la siguió, quedando así frente a frente con la puerta. Esta se abrió, y aun en su trance felino quiso espiar para ver de quien se trataba.
La respuesta fue desagradable.
Lo vio entrar creyéndose dueño del recinto, y seguidamente se desplomo contra el sofá. Chasqueo los dedos y Lilita estuvo en su regazo ronroneando.
Argentine torció el gesto en disgusto. Le habían arruinado su juego.


Ninguno se percató que Ethan y Adam seguían observando.
Ethan Curioso y Adam con recelo. No solo era Argentine a quien le molestaba la presencia del nuevo inquilino. Creía saberlo todo, ¡y peor aun! Tocaba las cosas de Marianne como suyas.
Esto era lo que más le molestaba.
Por su parte, Argentine sentía repulsión sin razón. Generalmente no soportaba estar en la misma habitación que él por más de cinco minutos; Por eso era raro que siguiera ahí, mirándolo desde el suelo, como si estuviera apunto de atacarlo.
Y así lo hizo.
Se abalanzó sobre él como si fuese una fiera, como si fuese un gato.
Arshes contuvo la respiración un tanto turbado, además que Lilith en último momento salto fuera, rasguñándolo en la mejilla.
“Me das miedo ¿sabes?” comento sereno al tenerlo tan cerca. La mejilla estaba levemente manchada de sangre.
“Lo se” fue la simple respuesta que Argentine acompaño con una sonrisa; seguía curioseando con la mirada y manoseando con la punta de los dedos. Lo tocaba como a un trozo de comida extraña, para finalmente clavarse en su cuello y embriagarse con su aroma.
Si esto no era extraño sin duda era agradable.
“¿No deberías de estar por ahí lagrimeando?”
“¿te importa?”
“La verdad no”
La suspicaz sonrisa molesto a Argentine, deseaba fastidiarlo, pero parecía que Arshes lo disfrutaba.
Su repulsión casi aumento.

Escucharon el cascabel de Lilith cruzar el umbral de la puerta. Para ese entonces ya se encontraban tendidos en el suelo.
“¿Así que te pones autista cuando te deprimes?”
“La desesperación y el alcohol suelen sacar lo peor de uno; la depresión es solo un efecto secundario. Hay personas que beben por depresión; otras golpean, follan o lloran desconsoladamente”
“¿tu?”
“No estoy deprimido”
La noticia altero a Adam, y una gran rabia le embargo. Como Argentine dijo, los sentimientos podían sacar lo peor de uno. Mas Ethan lo detuvo antes de que este se atreviera a descargarse sobre Argentine, estaba más interesado en lo que fuera a pasar entre Arshes y Argentine que en la rabieta de Adam.
“¿tu?”
“No la conocí, entonces no tengo porque”
Se levanto desperezándose y tocándose levemente la mejilla manchada. El ojigris se inclino con intenciones de acercarse y la limpio con su legua… para después refugiarse entre sus brazos.

Arshes por fin lo entendió.
Al igual que Ethan; todos menos Adam, que moría de rabia por los actos del más joven del grupo.

Argentine no lloraba, no golpeaba, ni tiraba. Tampoco bebía {esto solo lo hacia por diversión} o tenia prospecto suicidas.
Él sustituía personas: Buscaba afecto, calor y amor.
Y Arshes había sido para él como la última coca-cola del desierto. Justo lo que necesitaba.
Si Bien Marianne nunca significo mucho para él, esta era una peculiar y perfecta excusa para bloquear lo que más dolía; la muerte de su madre. Y finalmente acercándosele.
Aunque le haya tenido recelo desde el momento en que llego.
Ethan entendía mejor que nadie.


Por otra parte Arshes se limitaba a abrazarlo, a estrecharlo entre sus brazos sin decir ni hacer nada.
Acariciando su cabello, suspirando profundamente.

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