lunes, 30 de marzo de 2009

Tabla de Imagenes :: Migajas de Vida.

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7. 8. 9.
10. 11. 12.
13. 14. 15.

Fandom
Original
Personaje
Nikholas Piliphe
Rating G {Supongo~}
Nota de autor Tabla de personaje; necesito moldearlo antes de su debut. Así que, que mejor que una tabla para jugar con él un rato...
Auspisiado Fandom Insano {LJ}

jueves, 26 de marzo de 2009

Minimalista.

Su reducido departamento nunca le dio el privilegio de albergar uno.

En una esquina estaba la cama, la otra daba al baño; un pequeño comedor con ventana ocupaba la tercera y la puerta era la única vía de salida.

También le hubiese gustado un pequeño balcón para deleitarse de la ciudad por la mañana a la par con su café. Pero sabía que no habría tiempo y ese momento nunca llegaría; que nunca podría ver la niebla esfumarse con el pasar de la gente, o arrojar accidentalmente retazos de comida a todo quien que se atreviera a insultarlo y agitar su puño en el aire con malicia: gajes del oficio.

¡Su refrigerador era incluso más basto que su habitación!

Y también lo usaba como mesita de noche, junto a su cama. Guardaba los libros en la planta baja junto a los vegetales para mantenerlos frescos. Una almohada que soportaba sus mordidas por cada reprimenda, y tres litros de Coca-cola para ahogar las penas.

En su armario vivía un gato, que se colaba a la hora del desayuno y dormía entre la ropa sucia hasta la del almuerzo: Regresaba a casa para la cena.

Tal vez debería pedirse un aumento en cualquiera de los dos trabajos o exigirse una mejor vivienda. También podría mudarse con quien siempre se lo había propuesto, pero sería complicado: Seguiría queriendo su piano.

Y no porque fuese un apasionado por la música o un simple melómano, no.

Simplemente porque asi tendría espacio para el televisor, o una buena mesa de trabajo. Asi no tendría que quedarse hasta altas horas de la noche en el pequeño Café, peleando con su dueño por lo desorganizado de su cubículo y su vejestorio de computador.

lunes, 9 de marzo de 2009

Cold Shower

Fandom:: Shugo Chara!
Claim
:: KuukaixTadase
Palabras
:: 155
Warning
:: Shonen-ai
Summary
:: Un baño de agua fría lo resuelve todo.

Cold Shower
Era atrevido, excitante y sagaz.
Elevaba su adrenalina tanto como un buen partido de fútbol; solo que esta vez la victoria no seria grupal. Si no enteramente suya.
Y eso, era lo que más le atraía.

Asomo la cabeza para espiar, y lo encontró con la boca abierta, divirtiéndose al atrapar las pequeñas e insaboras gotas de agua.


Irrumpió en él tan rápido como un parpadeo; y las gotas cesaron de caer. Todas ellas se habían agolpado en una gran masa húmeda, que ahora empujaba su lengua.
Con sus ojos carmín bien abiertos y el aire amenazando con estallarle los pulmones, la imagen de Kuukai, junto cada textura percibida fue registrada en retina y cuerpo.

Apenas escucharon el forcejeo de la puerta la intrusión y el manoseo cesó.
Huyendo ante él tan rápido como había aparecido.
Dejando al pequeño rey excitado y con vergüenza: Tan caliente que ni siquiera el agua helada ahogándolo podía aliviarlo.

Kiss the Prince.

Warning:: No apto para Diabeticos || Shonen-ai
Fandom:: Shugo Chara
Claim:: KuukaixTadasexAmu {?}
Palabras:: 885
Summary:: No era su culpa que la competencia corriese por sus venas.
Después de todo, era el menor de 5 hermanos; estaba acostumbrado:
Bajo esa excusa; y debido a su arrogancia aceptó el reto y decidió competir contra el valiente corazón de la pequeña pelirrosa.

Kiss the Prince

"¡DECIDIDO!"
Aquello que había atormentado a Amu Hinamori por semanas estaba llegando a su fin. Y con un golpe triunfal sobre la mesa, despertó a Yaya e hizo que Kukai perdiera la coordinación sobre el balón.
"¿Quéw esta decididouh~?" balbuceo la menor del grupo con saliva somnolienta; pero termino por despertar al ver la mirada ámbar de Amu brillando al horizonte: Tenía un plan entre manos.
"Lo he decidido" repitió entusiasta; y aprovechando que ni el Rey ni la Reina estaban presentes, develo su magnifico plan ante aquellos presentes: "¡Besare a Tadase antes de que se termine el periodo escolar!" Faltando apenas un mes y medio para que eso suceda; Amu tenía todas las de perder. En especial, por lo que estaba a punto de suceder:
"¿enserio?"
Asintió eufórica con una sonrisa de victoria plasmada en los labios "¡enserio!"
"¿Realmente piensas hacerlo?" suspiro Kukai en tono bromista y algo pesimista; adornado con una risilla al final. Sus ojos brillaron en una idea que solo se realizaría si tiraba de la cuerda…
"¿enserio, enserio? Recuerda que cuando te le confesaste te rechazo al instante ¿por qué habría de ser diferente esta vez?"
Amu abrió sus ojos de par en par, y algo aterrorizada miro al pelirrojo que seguía ante ella con su amable sonrisa; la cual disimulaba incertidumbre.
"¡Enserio!" le grito a todo pulmón "¡Lo besare!"
Era un hecho.
"¿Quieres apostar?"
"¡Sí!" grito sin pensar.
"Quien lo bese primero gana; y el perdedor, se mantendrá alejado por un mes"
"¡Sí!" Se había dejado llevar nuevamente, a lo que respondió de igual manera que la última vez. Cayendo en cuenta cuando ya era demasiado tarde.
"… ¡No espera!"
"Entonces es un trato; y Yaya esta de testigo~"
Sin más que hacer o decir, tomo su patineta y salio del Jardín Real. Con una sonrisa de oreja a oreja y una emoción inigualable.
"¡Pe-Pero Kuukai!" cuando lo llamo, este ya se encontraba lejos y al buscar ayuda en su amiga de coletas la encontró dormida, aún, sobre la mesa.

Simplemente quería echarse a llorar.


Habían pasado siquiera, dos semanas desde el trato arreglado.
Y ninguno de los dos había hecho algo.
Ya pronto empezaría la tercera, y se le estaba acabando el tiempo. Después de una larga ducha, decidió explotar sobre su cama:
"¿Pero por qué?" ahogo un grito sobre su almohada y termino por morderla.
La curiosidad y la intriga seguían carcomiéndola: ¿Por qué Kuukai Souma apostaría algo asi?
¿Estaría dentro de sus cabales cuando lo había dicho?
Parecía muy decidido.
¿Acaso gustaría de su príncipe?
Sacudió la cabeza desechando todo pensamiento; aquello último era ilógico.

Rodó nuevamente sobre el colchón preocupando asi a sus Charas. Pero antes de que alguna interfiera en su monologo mental, la ventana fue tocada, y la lánguida figura de Ikuto Tsukiyomi se veía tras ella…

***
Parecía disgustado, pero más que todo desilusionado.
Pensó que todo esto seria un reto alado de ella; que no dejaría a su príncipe ni un segundo solo, a su merced. Pero resulto ser todo lo contrario, y eso no era divertido para Kuukai.
¿Dónde estaba la emoción y la adrenalina?
¿De qué servía ganar si ni siquiera había competido?
Termino por morderse el dedo rabioso.
"¿Pasa algo Souma?"


La voz e Tadase lo distrajo, y cuando volteo a verlo, lo encontró a su lado con esa carita de angel que tanto lo identificaba. No pudo evitar sonreírse y negar con la cabeza.
"No es nada"
"¿Seguro?"
"¿De cuando aca el rey se preocupa por el bien de sus súbditos?"
"Pues…" No pudo advertir el carmín del que sus mejillas se adueñaron y la simple pregunta lo había intimidado bastante "Me preocupas" finalmente pronuncio con aire cortado "Ya solo quedan, dos semanas para tu graduación y…" sus ojos, del mismo color de su rostro, rodaron para perderlo de vista y poder continuar "Te siento distante. Te has alejado de mi en este último periodo, ¡y no quiero que todo termine asi!"
Terminar; una palabra difícil de decir.

Había olvidado por completo el tema de la graduación; pronto dejaría de ser parte de aquel mundo, y crecería. Dejaría su puesto en la familia real y no lo vería más… al menos no tanto como ahora.
¡Y se quejaba de que Hinamori no le había dado digna batalla cuando había algo más precioso en riesgo!
"Rey…"
"¡N-No me llames asi!"
Era la primera vez que lo veía responder de tal maneta; la primera vez que negaba su tan apreciado título.
"Tadase" compuso con una sonrisa de confianza, antes de pasar sus dedos por la rubia cabellera y atraerlo hacía él con algo de fuerza.
¿Qué sabía él del amor y de cómo tratar gente? Solo era bueno para los deportes "Tadase"
El susodicho desvió su mirada huyendo del pelirrojo; escondiendo su ardiente rostro en el pecho de este: Olía a sudor y a ese dulce perfume tan característico.
Nunca fue fácil resistírsele: Especialmente teniéndolo tan cerca como ahora:
Estaba a su merced.

Kuukai tomo ventaja.
Tadase se dejó hacer.

En menos de un minuto sus respiraciones se pausaron; los labios colapsaron el uno sobre el otro en un beso que duro más de lo que ambos habían imaginado.

El pequeño príncipe volvió a esconderse en sus brazos, hambriento de más; mientras Kuukai victorioso besaba su coronilla, cantando "Gane"

miércoles, 4 de marzo de 2009

Playdoh Matt.

Estrello el avión contra el edificio y tras disparar su arcenal de legos al aire, desvió la mirada hacia el rubio, quien divertido trataba de darle a las palomas con su pistola de balines.

Ya estaban algo grandecitos para esta clase de juegos.

“¿Sabes?” menciono en voz alta, con intención de que Mello lo escuchase; pero sabía de antemano que no seria asi , que no le prestaría la más mínima atencion hasta que mencionase su nombre, ese nombre: “Ya se cual es el problema de Matt”

El rubio volteo rabioso a verlo y al momento de quitarse las gafas, Near pudo notar sus pupilas centellantes: Mello no le permitia pronunciar el nombre de Matt.

Esa era la regla.

Se mantuvo en silencio esperando alguna amenaza; pero en cambio recibio un “¿Y?” curioso. Near tomo aire aliviado, y con una sonrisa se preparó para el posible pandemonium:

“Matt es como la plastilina”

“¿¡QUÉ!?” Mello casi se vuela la cabeza, pues esta vez jugaba con su arma real. Un gran hoyo en el techo fue resultado de su estupefacción.

“Matt es como la plastilina” volvio a repetir en tono obvio el albino al recoger entre sus manos los escombros de su edificio “¿Qué no lo ves?”

Esta vez fue Mello quien se mantuvo en silencio, no queria pasar por estupido.

Volvio a suspirar algo fatigado; para pelearle el puesto de L, Mello era bastante lento como para no darse cuenta de la situación: “Es bastante simple, el problema principal radica en las fangirls”

“¿…Las fangirls? ¿Acaso te has vuelto loco?”

El menor negó con la cabeza sacudiendo sus mechones incoloros y prosigió con su explicación: “En realidad no se sabe más alla de su apariencia y nombre completo; publicado en el HTR # 13. De alli, el resto de datos encontrados, son puras especulaciones de friki fangirls obsesivas quienes intentan amoldarlo a todo tipo de situación paras que sus fanfictions tengan la mayor cantidad de reviews.

En otras palabras; Matt es como la plastilina: Cambia según su antojo.

Tiene el cabello castaño o rojo; incluso verde caca. Sus ojos pasan de ser azules a verdes; incluso bicolores en el que uno de ellos resulta ser dorado.

Un día quiso ser doctor, otro contrabandista, estudiante, angel o amante.

Un día es uke y otro día es seme.

Incluso, existe la teoria de que juega roles masoquistas contigo; entre otras cosas… y además-” El avión fue zarpado de sus manos y arrojado edificio abajo; todos sus legos quedaron desperdigados por el suelo y su pequeña computadora fue a parar con estos.

Encolerizado, Mello azotó la puerta antes de irse; preguntandose que rayos hacía perdiendo su tiempo con el enclenque albino.

Recordandose mentalmente que la proxima vez de su encuentro, se cercioraria de bloquear todas aquellas páginas de acosadoras y falsos escritos

***

N.A :: Muy lejos de lo que realmente queria realizar xD~
*se esconde en su caja*

miércoles, 21 de enero de 2009

Lilith.

El repique de la lluvia contra la ventana lo mantenía despierto; y aunque prefería ver como las gotas chocaban y resbalaban en el vidrio era muy perezoso como para voltearse y mirar hacia la ventana que daba al jardín… Una pequeña cinta de -Mother Goose- había sido su fiel acompañante desde que había regresado de aquel escenario, y esta ya llevaba una hora trabada en el mismo relato:
Mother, she killed me.
Father, he ate me.
Sister gathered all my bones in some cloth to keep me close.
And bury me under the Pine Tree.


Aunque hiciera un buen clima para arreglarse, espolvorearse y salir a un lugar más calido a pasarla bien, curiosamente gozaba de estar enclaustrado en el ático, de la fría y solitaria casa, penando por el pseudo luto que se había impuesto. Le parecía lo más razonable para todos.

Al menos así simularía un poco.
Al menos así todos pensarían que el también estaba afectado y dejarían de consolarlo; de aliviarlo con frases calidas y vacías, de abrazarlo de manera forzada y sofocante y de regalarle ramilletes negros.
Después de todo, a él también debería de dolerle ¿No?

Si bien era el menos afectado de los cuatro; el funeral de horas atrás había significado para él tan poco, como la sombra que se escurría a través de la trampilla por cuarta vez.
“es una cucaracha” se decía aborrecido “Una cucaracha peluda, de cuatro patas y con cola”
Por quinta vez su cucaracha paso como un rayo por el hueco de su trampilla; escapándose axial del ojo gris que la espiaba sin ánimos.

Cuatro patas pronto se volvieron seis, para finalmente convertirse en dos que se escucharon desde la entrada. Su cuerpo, aun más adormecido que él, le obligo a levantarse y forzosamente lo arrastraba para ver quien se paseaba por ahí.
El teléfono volvió a sonar
¿Qué no se había dormido aún?
Quería cerrar los ojos de una buena vez, entrar a un paradisíaco sueño y alejarse de todo ese aburrimiento, de la melancolía ajena y de las continuas llamadas de Ethan para que salieran a hablar un rato.

¿Hablar? Hablar de que, si no había nada de que hablar.

“Solo cerro los ojos” recordó haber dicho “No es gran cosa”
Asomo la cabeza por la trampilla para ver por el oscuro pasillo; ahora ni su cucaracha daba rastro.
Un trueno retumbo e hizo que todo vibrara, tampoco pareció importarle.
“¿Ethan?” llamo con un bostezo.
“¿Adam?” esta vez, aunque no lo quisiera, proyecto bien la voz. Aunque fue inútil.
“¿...Abuelo?” Dio un último intento; aunque estaba seguro de que este mencionado no iba a aparecer.
Si no había dado la cara cuando su madre había muerto; mucho menos se iba a aparecer cuando la nueva también había expirado. A este paso no lo vería en otros diez años más, y eso para Argentine estaba bien.

Emitió un pequeño gruñido auto regañándose; pues su cuerpo había actuado sin permiso y lo había hecho perder tiempo. Cuando por fin se dispuso a volver a su pequeño espacio en donde tocaba la luz vio que este ya estaba ocupado: Por una pequeña bola blanca, la cual creía y se encogía continuamente. Vio las dos orejas alzarse y el dúo de ojos esmeralda voltear a verle.
Casi estaba seguro de haber visto al gato sonreír; y, se debía estar volviendo loco, pues la manera en que este se desperezaba era entre seductora y despreocupada.
bSu miau retumbo no solo en el ático sino en toda la caza; y casi en el acto la trampilla que daba a su escondite se abrió.

La melena rubia se agito quitándose los polvos de encima y maldijo a las telas de araña que lo habían ensuciado. Levanto la mirada se encontró con el joven de ojos grises que no había tenido modales en recibirlo; y claro, con la gata Lilith. O al menos así estaba escrito el nombre en su correa.

What breaks Routine.

“La lluvia tiene un vago secreto a ternura” Apago el televisor y la frase murio alli. Se apresuro a tomar las llaves y correr hasta la puerta; ya estaba tarde.
“No debes confiarte en tus costumbres” parafraseo con una voz chillona imitando a Marianne; tal y como ella lo hubiera hecho si hubiese estado alli. ¿Pero que más podia hacer alguien que se despierta a las 6 de la tarde y va a la cama a las 4 de mañana?
Siempre le parecieron inútiles los despertadores.

Pateo la puerta con apuro que casi le dio tiempo para reaccionar y atraparlo en sus brazos.
Estaba empapado y apestaba a alcohol y tristeza.
Como un cachorro abandonado.
Tuvo que pensarlo dos veces, pues era capaz de echarlo a un lado de la puerta para seguir su camino; pero termino por convencerlo cuando Argentine balbuceo torpemente “Seto”
El pelinegro sonrio casi con pena “pequeña putita” gruño y lo arrastro hacia el sofa, donde lo arrojo sin cuidado alguno. La verdad esperaba que el golpe lo despertara, pero Argentine seguia tan tieso como un tronco.
Miro nuevamente el reloj, y apreto los dientes con rabia: Definitivamente ya estaba tarde, y su ‘día’ estaba completamente arruinado; lo peor de todo es que le tocaria desvelarse esperando que Argentine despertara.
Seth lo miro con melancolia para despues limpiarle el rostro de los mechones y las gotas de agua que estorbaban. Realmente parecia un pobre animal abandonado a su suerte.
“¿Realmente vale la pena?” le pregunto sabiendo que Argentine no responderia, no es que le interesase; Si Argentine llegaba a suicidarse por culpa de una escoria como Rosefield le valia muy poco, aunque muy pero muy en el fondo, si le doleria. O almenos podria disimularlo de la mejor manera: Ya se habia acostumbrado al caprichoso rubio.

Suspiro rendido y se hecho al suelo.
El trueno junto con los relámpagos hicieron que todo en la casa y su alrededor retumbaran como un terremoto. Pero a Seth parecia no importarle. Le gustaban las tormentas, siempre eran interesantes. Y golpe de la lluvia contra las ventanas le traia un aire de relajación indiscutible; casi, como cuando Marianne les cantaba…
“Arshes” le escucho balbucear con miedo y pena, lo vio revolcarse y torcer en muecas de pena.
Volvio a acariciarle la caeza y termino por atraerlo hacia el. Calentandolo con su cuerpo y dando un largo y aborrecido suspiro, el cual se desemboco en la nuca del ojigris, lo cual le hizo despertar.
“¿Arshes?”
“ya quisieras”
Se asusto por tener al joven japones tan cerca; pero por otra parte le agradaba el calor que su cuerpo emitia, y su perfume… era tan exquisito como el de quien queria olvidarse.
“Seth”
“Seto”
“No te gusta que te llamen asi”
“Me llamaste Seto cuando viniste a parar aca, asi que llamame asi”
“Seto… Seth” corriogio Argentine mordiendose la lengua; era una costumbre “Tocame”
“No”
“¡Besme!”
“Sabes que no hare eso; no me importa cuan desesperado estes. No me atrevere a tocarte” le palpando sus mejillas con la yema de los dedos y calentando con las manos por debajo de la camisa.
“¡Entonces matalo! Pon le fin a mi sufriemiento; eso si puedes ahcer. Te pagare, y no sera por mi. Sera un negocio más. Eres bueno en eso, ¡asi que matalo!”
El pelinegro río y se aguanto las ganas golpearlo hasta dejarlo inconciente nuevamente. En su defecto mordio el cuello para mandarlo a callar, y cuando sintio las afiladas uñas clavarse en su espalda le susurro de manera seria y fria al oido.
“Si lo mato sera caro. Si lo mato, no podras contigo mismo y no atreverias a mirarme a la cara. Terminarias matandote para ir junto a el. Porque lo amas Argentine. Tu lo amas, pedazo de estupido.”