domingo, 10 de mayo de 2009
Something Inside
When the one thing you're looking for
Is nowhere to be found
And you back stepping all of your moves
Trying to figure it out
You wanna reach out
You wanna give in
Your head's wrapped around what's around the next bend
You wish you could find something warm
'Cause you're shivering cold
Era como si se llamaran mutuamente el uno al otro.
Guiándose a ciegas a través de un mar de adversidades.
Hasta que un día cayeron en el hoyo del destino y sucedió algo tan tonto como el amor a primera vista; “You´ve the smell of birth”
Y con una sonrisa Chessire invitó a Alicia a un mundo que ella desconocía.
It's the first thing you see as you open your eyes
The last thing you say as your saying goodbye
Something inside you is crying and driving you on
It's the first thing you see as you open your eyes
The last thing you say as your saying goodbye
Something inside you is crying and driving you on
'Cause if you hadn't found me
I would have found you
I would have found you
“Grow up faster!”
“What is that suppose?”
Le urgía el momento en que ella creciera para poder estar juntos; lo anhelaba, hasta el momento en que se lo plantó en cara y ella simplemente batió sus pestañas como duo de mariposas, y ladeó la cabeza sin entender.
El gato escondió nuevamente su rostro entre las piernas y simulo dormir; simplemente para estar con ella.
Como hubiese deseado que esa noche fuese eterna.
So long you've been running in circles
'Round what's at stake
But now the times come for your feet to stand still in one place
You wanna reach out
You wanna give in
Your head's wrapped around what's around the next bend
You wish you could find something warm
'Cause you're shivering cold
Había vivido 17 años sin ella; ¿¡Por qué ahora que la conocía, y la tenía lejos, la vida se le hacía tan insoportable!?
Como si respirar sin ella no tuviese sentido.
Y cada minuto, fuese toda una vida desperdiciada.
La llamaba con música.
Desgarrándose el corazón por cada nota tocada en su violín; esperando el momento en que ella apareciera, y con su sonrisa lo iluminara todo.
I want to hold you
It was your first taste of love
Living upon what you had
“Durante toda mi vida; tu has sido la pieza que faltaba”
It's the first thing you see as you open your eyes
The last thing you say as your saying goodbye
Something inside you is crying and driving you on
'Cause if you hadn't found me
I would have found you
I would have found you
Se encontraban mutuamente cuando más se necesitaban; negando lo obvio y sonriendo a escondidas.
Esperando secretamente el segundo, en el que de los labios de uno se desprendiese, esa palabra tan sagrada para todos: “te quiero”
jueves, 16 de abril de 2009
Coincidencia.
Le gustaba más la ciudad cuando esta se atestaba de nubarrones negros y asustaba a gente con truenos y relámpagos.
Porque era costumbre, desde el momento en que pisara fuera de donde quiera que este, caería la primera gota. Y eso era lo que más le fascinaba:
Ser víctima de la madre naturaliza durante los días deprimentes.
Cuando no escampa y las gotas son suaves y gordas, pesadas y frías. Mancilladas de smog y burguesía; ínfimamente incomparables con las del campo. Que son delgadas y duelen como agujas; que hacen que te enmugres en lodo y enciende el aroma a humedad.
Por eso cuando salía al campo iba armado con un paraguas: siempre llovía. Lo pronosticasen o no.
Apenas pisase territorio mundano todos voltearían a verle, sabiendo que traía malas noticias, y probablemente maldiciéndolo; o al menos eso era lo que siempre le decía la chica de coletas que lo acompañaba exclusivamente para esos encargos y de la que nada sabía.
"Saben a que vienes..." Era lo que siempre repetía al bajarse del vehículo y arreglarse su arruinado vestido.
Tal vez por eso también amaba la ciudad.
Porque nadie era supersticioso ni mundano y nadie creía en nada. En donde los fantasmas no los visitaban por las o hablaban por los gatos; ni donde te sacaban a patadas simplemente por tener el cabello tan rojo como el fuego o te llaman el hijo del demonio.
Una gran y espesa gota caliente cayó entre sus ojos; y estos se abrieron con asco.
"Sabes, eso no es nada femenino" gruño restregándose el rostro con cierta impaciencia "Ni para que decir asqueroso..."
La fémina simplemente estalló en carcajadas y empezó a llamarlo melódicamente: "Llegaremos tarde~ ¡Vamos Nikholas!" repitió una vez más al tomarlo del brazo y tirar de él "Llegaremos tarde"
En cuanto a él; lo único que le importaba era que había sido atacado por el escupitajo más grande de su vida... le importaba un cuerno si llegaban tarde o no.
miércoles, 15 de abril de 2009
Nostalgia.
Es el lugar al que todos anhelan volver al menos una vez en su vida.
En donde el tiempo se ha detenido y nada ha cambiado.
Donde siempre te esperan con los brazos abiertos y una sonrisa; Donde siempre serás el primero y el mejor.
Donde desayunan delicias y la sopa te calienta el alma.
Perfecto para tirarse al pasto después de una limonada y dejar que las hormigas se te trepen en fila hasta la comisura de tu boca, para espantarlas con una sonrisa y mentirles con que el suelo se esta abriendo.
Donde tu primer amor será siempre el verdadero y la noche se convierte en carnaval.
El lugar perfecto para escuchar, al viejo abuelo sus rimas citar para dejar el corazón expuesto, y empezar a llorar.
Donde te recordaran siempre un héroe y cual niño volverás a soñar.
Ese lugar al que todos nos encanta llamar hogar.
sábado, 4 de abril de 2009
Modestia.
“7 mueren en incendio”
No es que haya empezado mal el día, pero esto simplemente lo empeoraba.
Tampoco es que le molestara tomar el micro, después de todo se consideraba una persona humilde… alguien no con el suficiente presupuesto para costearse esos lujos innecesarios, pero si con la vitalidad para recorrerse la ciudad a pie si así le apetecía.
La siguiente noticia estampada en su rostro colmo su humor; cosa que no hubiese pasado si el conductor no hubiese ejecutado esa maniobra suicida que agitó a la gigantesca ballena metálica y provocó que chocase contra el hombre de negocios que leía atento el periódico frente suyo:
“Y las personalidades famosas no se salvan de este tipo de escándalos.
Actrices, deportistas, cantantes y hasta políticos han tenido grandes líos por no hacer sus pagos como deben, o simplemente por no pagar…”
Cómo odiaba que se lo restregasen en cara; especialmente de forma literal.
No era su culpa que sus excéntricos y bonachones jefes siempre le asignaran casos sin importancia, como el de una panadería o una tienda de electrodomésticos… un salto suicida o un robo en un oscuro callejón.
Como cualquier humano, estaba harto de la misma rutina. No era fanático del exhibicionismo y el escándalo; pero amaba resaltar. Era por eso, que aunque el trabajo fuese mínimo siempre lo realizaba a la perfección: Determinando, recaudando y controlando los tributos internos; Esperando pacientemente a que el momento llegara, y que la luz por fin apareciese.
Se bajo en la siguiente parada, maldiciendo entre dientes a la bestia del volante y tarareando la canción de esa mañana.
Entrando al Café y pidiendo el mismo desayuno de siempre.
lunes, 30 de marzo de 2009
Tabla de Imagenes :: Migajas de Vida.
Fandom Original
Personaje Nikholas Piliphe
Rating G {Supongo~}
Nota de autor Tabla de personaje; necesito moldearlo antes de su debut. Así que, que mejor que una tabla para jugar con él un rato...
Auspisiado Fandom Insano {LJ}
jueves, 26 de marzo de 2009
Minimalista.
Su reducido departamento nunca le dio el privilegio de albergar uno.
En una esquina estaba la cama, la otra daba al baño; un pequeño comedor con ventana ocupaba la tercera y la puerta era la única vía de salida.
También le hubiese gustado un pequeño balcón para deleitarse de la ciudad por la mañana a la par con su café. Pero sabía que no habría tiempo y ese momento nunca llegaría; que nunca podría ver la niebla esfumarse con el pasar de la gente, o arrojar accidentalmente retazos de comida a todo quien que se atreviera a insultarlo y agitar su puño en el aire con malicia: gajes del oficio.
¡Su refrigerador era incluso más basto que su habitación!
Y también lo usaba como mesita de noche, junto a su cama. Guardaba los libros en la planta baja junto a los vegetales para mantenerlos frescos. Una almohada que soportaba sus mordidas por cada reprimenda, y tres litros de Coca-cola para ahogar las penas.
En su armario vivía un gato, que se colaba a la hora del desayuno y dormía entre la ropa sucia hasta la del almuerzo: Regresaba a casa para la cena.
Tal vez debería pedirse un aumento en cualquiera de los dos trabajos o exigirse una mejor vivienda. También podría mudarse con quien siempre se lo había propuesto, pero sería complicado: Seguiría queriendo su piano.
Y no porque fuese un apasionado por la música o un simple melómano, no.
Simplemente porque asi tendría espacio para el televisor, o una buena mesa de trabajo. Asi no tendría que quedarse hasta altas horas de la noche en el pequeño Café, peleando con su dueño por lo desorganizado de su cubículo y su vejestorio de computador.
lunes, 9 de marzo de 2009
Cold Shower
Claim:: KuukaixTadase
Palabras:: 155
Warning:: Shonen-ai
Summary:: Un baño de agua fría lo resuelve todo.
Elevaba su adrenalina tanto como un buen partido de fútbol; solo que esta vez la victoria no seria grupal. Si no enteramente suya.
Y eso, era lo que más le atraía.
Asomo la cabeza para espiar, y lo encontró con la boca abierta, divirtiéndose al atrapar las pequeñas e insaboras gotas de agua.
Irrumpió en él tan rápido como un parpadeo; y las gotas cesaron de caer. Todas ellas se habían agolpado en una gran masa húmeda, que ahora empujaba su lengua.
Con sus ojos carmín bien abiertos y el aire amenazando con estallarle los pulmones, la imagen de Kuukai, junto cada textura percibida fue registrada en retina y cuerpo.
Apenas escucharon el forcejeo de la puerta la intrusión y el manoseo cesó.
Huyendo ante él tan rápido como había aparecido.
Dejando al pequeño rey excitado y con vergüenza: Tan caliente que ni siquiera el agua helada ahogándolo podía aliviarlo.
Kiss the Prince.
Fandom:: Shugo Chara
Claim:: KuukaixTadasexAmu {?}
Palabras:: 885
Summary:: No era su culpa que la competencia corriese por sus venas.
Después de todo, era el menor de 5 hermanos; estaba acostumbrado:
Bajo esa excusa; y debido a su arrogancia aceptó el reto y decidió competir contra el valiente corazón de la pequeña pelirrosa.
"¡DECIDIDO!"
Aquello que había atormentado a Amu Hinamori por semanas estaba llegando a su fin. Y con un golpe triunfal sobre la mesa, despertó a Yaya e hizo que Kukai perdiera la coordinación sobre el balón.
"¿Quéw esta decididouh~?" balbuceo la menor del grupo con saliva somnolienta; pero termino por despertar al ver la mirada ámbar de Amu brillando al horizonte: Tenía un plan entre manos.
"Lo he decidido" repitió entusiasta; y aprovechando que ni el Rey ni la Reina estaban presentes, develo su magnifico plan ante aquellos presentes: "¡Besare a Tadase antes de que se termine el periodo escolar!" Faltando apenas un mes y medio para que eso suceda; Amu tenía todas las de perder. En especial, por lo que estaba a punto de suceder:
"¿enserio?"
Asintió eufórica con una sonrisa de victoria plasmada en los labios "¡enserio!"
"¿Realmente piensas hacerlo?" suspiro Kukai en tono bromista y algo pesimista; adornado con una risilla al final. Sus ojos brillaron en una idea que solo se realizaría si tiraba de la cuerda…
"¿enserio, enserio? Recuerda que cuando te le confesaste te rechazo al instante ¿por qué habría de ser diferente esta vez?"
Amu abrió sus ojos de par en par, y algo aterrorizada miro al pelirrojo que seguía ante ella con su amable sonrisa; la cual disimulaba incertidumbre.
"¡Enserio!" le grito a todo pulmón "¡Lo besare!"
Era un hecho.
"¿Quieres apostar?"
"¡Sí!" grito sin pensar.
"Quien lo bese primero gana; y el perdedor, se mantendrá alejado por un mes"
"¡Sí!" Se había dejado llevar nuevamente, a lo que respondió de igual manera que la última vez. Cayendo en cuenta cuando ya era demasiado tarde.
"… ¡No espera!"
"Entonces es un trato; y Yaya esta de testigo~"
Sin más que hacer o decir, tomo su patineta y salio del Jardín Real. Con una sonrisa de oreja a oreja y una emoción inigualable.
"¡Pe-Pero Kuukai!" cuando lo llamo, este ya se encontraba lejos y al buscar ayuda en su amiga de coletas la encontró dormida, aún, sobre la mesa.
Simplemente quería echarse a llorar.
Habían pasado siquiera, dos semanas desde el trato arreglado.
Y ninguno de los dos había hecho algo.
Ya pronto empezaría la tercera, y se le estaba acabando el tiempo. Después de una larga ducha, decidió explotar sobre su cama:
"¿Pero por qué?" ahogo un grito sobre su almohada y termino por morderla.
La curiosidad y la intriga seguían carcomiéndola: ¿Por qué Kuukai Souma apostaría algo asi?
¿Estaría dentro de sus cabales cuando lo había dicho?
Parecía muy decidido.
¿Acaso gustaría de su príncipe?
Sacudió la cabeza desechando todo pensamiento; aquello último era ilógico.
Rodó nuevamente sobre el colchón preocupando asi a sus Charas. Pero antes de que alguna interfiera en su monologo mental, la ventana fue tocada, y la lánguida figura de Ikuto Tsukiyomi se veía tras ella…
Pensó que todo esto seria un reto alado de ella; que no dejaría a su príncipe ni un segundo solo, a su merced. Pero resulto ser todo lo contrario, y eso no era divertido para Kuukai.
¿Dónde estaba la emoción y la adrenalina?
¿De qué servía ganar si ni siquiera había competido?
Termino por morderse el dedo rabioso.
"¿Pasa algo Souma?"
La voz e Tadase lo distrajo, y cuando volteo a verlo, lo encontró a su lado con esa carita de angel que tanto lo identificaba. No pudo evitar sonreírse y negar con la cabeza.
"No es nada"
"¿Seguro?"
"¿De cuando aca el rey se preocupa por el bien de sus súbditos?"
"Pues…" No pudo advertir el carmín del que sus mejillas se adueñaron y la simple pregunta lo había intimidado bastante "Me preocupas" finalmente pronuncio con aire cortado "Ya solo quedan, dos semanas para tu graduación y…" sus ojos, del mismo color de su rostro, rodaron para perderlo de vista y poder continuar "Te siento distante. Te has alejado de mi en este último periodo, ¡y no quiero que todo termine asi!"
Terminar; una palabra difícil de decir.
Había olvidado por completo el tema de la graduación; pronto dejaría de ser parte de aquel mundo, y crecería. Dejaría su puesto en la familia real y no lo vería más… al menos no tanto como ahora.
¡Y se quejaba de que Hinamori no le había dado digna batalla cuando había algo más precioso en riesgo!
"Rey…"
"¡N-No me llames asi!"
Era la primera vez que lo veía responder de tal maneta; la primera vez que negaba su tan apreciado título.
"Tadase" compuso con una sonrisa de confianza, antes de pasar sus dedos por la rubia cabellera y atraerlo hacía él con algo de fuerza.
¿Qué sabía él del amor y de cómo tratar gente? Solo era bueno para los deportes "Tadase"
El susodicho desvió su mirada huyendo del pelirrojo; escondiendo su ardiente rostro en el pecho de este: Olía a sudor y a ese dulce perfume tan característico.
Nunca fue fácil resistírsele: Especialmente teniéndolo tan cerca como ahora:
Estaba a su merced.
Kuukai tomo ventaja.
Tadase se dejó hacer.
En menos de un minuto sus respiraciones se pausaron; los labios colapsaron el uno sobre el otro en un beso que duro más de lo que ambos habían imaginado.
El pequeño príncipe volvió a esconderse en sus brazos, hambriento de más; mientras Kuukai victorioso besaba su coronilla, cantando "Gane"
miércoles, 4 de marzo de 2009
Playdoh Matt.
Ya estaban algo grandecitos para esta clase de juegos.
“¿Sabes?” menciono en voz alta, con intención de que Mello lo escuchase; pero sabía de antemano que no seria asi , que no le prestaría la más mínima atencion hasta que mencionase su nombre, ese nombre: “Ya se cual es el problema de Matt”
El rubio volteo rabioso a verlo y al momento de quitarse las gafas, Near pudo notar sus pupilas centellantes: Mello no le permitia pronunciar el nombre de Matt.
Esa era la regla.
Se mantuvo en silencio esperando alguna amenaza; pero en cambio recibio un “¿Y?” curioso. Near tomo aire aliviado, y con una sonrisa se preparó para el posible pandemonium:
“Matt es como la plastilina”
“¿¡QUÉ!?” Mello casi se vuela la cabeza, pues esta vez jugaba con su arma real. Un gran hoyo en el techo fue resultado de su estupefacción.
“Matt es como la plastilina” volvio a repetir en tono obvio el albino al recoger entre sus manos los escombros de su edificio “¿Qué no lo ves?”
Esta vez fue Mello quien se mantuvo en silencio, no queria pasar por estupido.
Volvio a suspirar algo fatigado; para pelearle el puesto de L, Mello era bastante lento como para no darse cuenta de la situación: “Es bastante simple, el problema principal radica en las fangirls”
“¿…Las fangirls? ¿Acaso te has vuelto loco?”
El menor negó con la cabeza sacudiendo sus mechones incoloros y prosigió con su explicación: “En realidad no se sabe más alla de su apariencia y nombre completo; publicado en el HTR # 13. De alli, el resto de datos encontrados, son puras especulaciones de friki fangirls obsesivas quienes intentan amoldarlo a todo tipo de situación paras que sus fanfictions tengan la mayor cantidad de reviews.
En otras palabras; Matt es como la plastilina: Cambia según su antojo.
Tiene el cabello castaño o rojo; incluso verde caca. Sus ojos pasan de ser azules a verdes; incluso bicolores en el que uno de ellos resulta ser dorado.
Un día quiso ser doctor, otro contrabandista, estudiante, angel o amante.
Un día es uke y otro día es seme.
Incluso, existe la teoria de que juega roles masoquistas contigo; entre otras cosas… y además-” El avión fue zarpado de sus manos y arrojado edificio abajo; todos sus legos quedaron desperdigados por el suelo y su pequeña computadora fue a parar con estos.
Encolerizado, Mello azotó la puerta antes de irse; preguntandose que rayos hacía perdiendo su tiempo con el enclenque albino.
Recordandose mentalmente que la proxima vez de su encuentro, se cercioraria de bloquear todas aquellas páginas de acosadoras y falsos escritos
***
N.A :: Muy lejos de lo que realmente queria realizar xD~
*se esconde en su caja*
miércoles, 21 de enero de 2009
Lilith.
Mother, she killed me.
Father, he ate me.
Sister gathered all my bones in some cloth to keep me close.
And bury me under the Pine Tree.
Aunque hiciera un buen clima para arreglarse, espolvorearse y salir a un lugar más calido a pasarla bien, curiosamente gozaba de estar enclaustrado en el ático, de la fría y solitaria casa, penando por el pseudo luto que se había impuesto. Le parecía lo más razonable para todos.
Al menos así simularía un poco.
Al menos así todos pensarían que el también estaba afectado y dejarían de consolarlo; de aliviarlo con frases calidas y vacías, de abrazarlo de manera forzada y sofocante y de regalarle ramilletes negros.
Después de todo, a él también debería de dolerle ¿No?
Si bien era el menos afectado de los cuatro; el funeral de horas atrás había significado para él tan poco, como la sombra que se escurría a través de la trampilla por cuarta vez.
“es una cucaracha” se decía aborrecido “Una cucaracha peluda, de cuatro patas y con cola”
Por quinta vez su cucaracha paso como un rayo por el hueco de su trampilla; escapándose axial del ojo gris que la espiaba sin ánimos.
Cuatro patas pronto se volvieron seis, para finalmente convertirse en dos que se escucharon desde la entrada. Su cuerpo, aun más adormecido que él, le obligo a levantarse y forzosamente lo arrastraba para ver quien se paseaba por ahí.
El teléfono volvió a sonar
¿Qué no se había dormido aún?
Quería cerrar los ojos de una buena vez, entrar a un paradisíaco sueño y alejarse de todo ese aburrimiento, de la melancolía ajena y de las continuas llamadas de Ethan para que salieran a hablar un rato.
¿Hablar? Hablar de que, si no había nada de que hablar.
“Solo cerro los ojos” recordó haber dicho “No es gran cosa”
Asomo la cabeza por la trampilla para ver por el oscuro pasillo; ahora ni su cucaracha daba rastro.
Un trueno retumbo e hizo que todo vibrara, tampoco pareció importarle.
“¿Ethan?” llamo con un bostezo.
“¿Adam?” esta vez, aunque no lo quisiera, proyecto bien la voz. Aunque fue inútil.
“¿...Abuelo?” Dio un último intento; aunque estaba seguro de que este mencionado no iba a aparecer.
Si no había dado la cara cuando su madre había muerto; mucho menos se iba a aparecer cuando la nueva también había expirado. A este paso no lo vería en otros diez años más, y eso para Argentine estaba bien.
Emitió un pequeño gruñido auto regañándose; pues su cuerpo había actuado sin permiso y lo había hecho perder tiempo. Cuando por fin se dispuso a volver a su pequeño espacio en donde tocaba la luz vio que este ya estaba ocupado: Por una pequeña bola blanca, la cual creía y se encogía continuamente. Vio las dos orejas alzarse y el dúo de ojos esmeralda voltear a verle.
Casi estaba seguro de haber visto al gato sonreír; y, se debía estar volviendo loco, pues la manera en que este se desperezaba era entre seductora y despreocupada.
bSu miau retumbo no solo en el ático sino en toda la caza; y casi en el acto la trampilla que daba a su escondite se abrió.
La melena rubia se agito quitándose los polvos de encima y maldijo a las telas de araña que lo habían ensuciado. Levanto la mirada se encontró con el joven de ojos grises que no había tenido modales en recibirlo; y claro, con la gata Lilith. O al menos así estaba escrito el nombre en su correa.
What breaks Routine.
“No debes confiarte en tus costumbres” parafraseo con una voz chillona imitando a Marianne; tal y como ella lo hubiera hecho si hubiese estado alli. ¿Pero que más podia hacer alguien que se despierta a las 6 de la tarde y va a la cama a las 4 de mañana?
Siempre le parecieron inútiles los despertadores.
Pateo la puerta con apuro que casi le dio tiempo para reaccionar y atraparlo en sus brazos.
Estaba empapado y apestaba a alcohol y tristeza.
Como un cachorro abandonado.
Tuvo que pensarlo dos veces, pues era capaz de echarlo a un lado de la puerta para seguir su camino; pero termino por convencerlo cuando Argentine balbuceo torpemente “Seto”
El pelinegro sonrio casi con pena “pequeña putita” gruño y lo arrastro hacia el sofa, donde lo arrojo sin cuidado alguno. La verdad esperaba que el golpe lo despertara, pero Argentine seguia tan tieso como un tronco.
Miro nuevamente el reloj, y apreto los dientes con rabia: Definitivamente ya estaba tarde, y su ‘día’ estaba completamente arruinado; lo peor de todo es que le tocaria desvelarse esperando que Argentine despertara.
Seth lo miro con melancolia para despues limpiarle el rostro de los mechones y las gotas de agua que estorbaban. Realmente parecia un pobre animal abandonado a su suerte.
“¿Realmente vale la pena?” le pregunto sabiendo que Argentine no responderia, no es que le interesase; Si Argentine llegaba a suicidarse por culpa de una escoria como Rosefield le valia muy poco, aunque muy pero muy en el fondo, si le doleria. O almenos podria disimularlo de la mejor manera: Ya se habia acostumbrado al caprichoso rubio.
Suspiro rendido y se hecho al suelo.
El trueno junto con los relámpagos hicieron que todo en la casa y su alrededor retumbaran como un terremoto. Pero a Seth parecia no importarle. Le gustaban las tormentas, siempre eran interesantes. Y golpe de la lluvia contra las ventanas le traia un aire de relajación indiscutible; casi, como cuando Marianne les cantaba…
“Arshes” le escucho balbucear con miedo y pena, lo vio revolcarse y torcer en muecas de pena.
Volvio a acariciarle la caeza y termino por atraerlo hacia el. Calentandolo con su cuerpo y dando un largo y aborrecido suspiro, el cual se desemboco en la nuca del ojigris, lo cual le hizo despertar.
“¿Arshes?”
“ya quisieras”
Se asusto por tener al joven japones tan cerca; pero por otra parte le agradaba el calor que su cuerpo emitia, y su perfume… era tan exquisito como el de quien queria olvidarse.
“Seth”
“Seto”
“No te gusta que te llamen asi”
“Me llamaste Seto cuando viniste a parar aca, asi que llamame asi”
“Seto… Seth” corriogio Argentine mordiendose la lengua; era una costumbre “Tocame”
“No”
“¡Besme!”
“Sabes que no hare eso; no me importa cuan desesperado estes. No me atrevere a tocarte” le palpando sus mejillas con la yema de los dedos y calentando con las manos por debajo de la camisa.
“¡Entonces matalo! Pon le fin a mi sufriemiento; eso si puedes ahcer. Te pagare, y no sera por mi. Sera un negocio más. Eres bueno en eso, ¡asi que matalo!”
El pelinegro río y se aguanto las ganas golpearlo hasta dejarlo inconciente nuevamente. En su defecto mordio el cuello para mandarlo a callar, y cuando sintio las afiladas uñas clavarse en su espalda le susurro de manera seria y fria al oido.
“Si lo mato sera caro. Si lo mato, no podras contigo mismo y no atreverias a mirarme a la cara. Terminarias matandote para ir junto a el. Porque lo amas Argentine. Tu lo amas, pedazo de estupido.”
Red Apple.
Soportaba verlo agarrado de la mano con una chica diferente a diario; le molestaba, pero podía soportarlo. Otra cosa era levantarse todas las mañanas y ver salir a una chica diferente de su habitación a diario: Con intentos de pijamas extremadamente cortos, y soñadoras sonrisas incrustadas en los labios
“Y mucho peor, con tu aroma impregnado en sus cuerpos”
Últimamente había notado una en especial. Argentine solía frecuentarla: Lo que significaba interés de su parte. Algo que nunca había visto hasta ahora.
Que molesto le resultaba.
Arshes no se tomaba la molestia en pensar el porque de todo esto, en primer lugar ni siquiera sabia que diablos hacía espiándolo.
Termino por seguirla, demasiado perdido en sus propios sentimientos como para considerase conciente. El asco hacia si mismo por dejarse afectar tanto, y la decepción.
A pesar de ser bastante atractiva, Arshes no la consideraba en lo más mínimo merecedora de su amigo.
Simplemente no era digna de él.
Hizo para alejarla, lo más bajo que había cruzado por su mente: La sedujo.
Finalmente, después de un corto tiempo esta dejo a Argentine, el cual se extraño por la situación. Era la primera vez que experimentaba el abandono departe de una de sus amantes, y sin duda era devastador.
El sentimiento se aplazo al ver unas cuantas veces a su ex con Arshes, pero al cabo de una semana no supo más de ella; la situación era que la mencionada se había atrevido a despreciar al ojigris, molestando en grande al rubio quien en forma poco ortodoxa quiso defender a su querido.
Se trataba de Argentine, sus decisiones eran inestables e imprescindibles. Era bastante humillante saber que solo por él perdía el control.
Arshes era enfermizamente celoso.
Lo tenia a su merced, recibiendo lo que tanto había deseado y prácticamente rogado por semanas.
¡Y no era capaz de sentirse a gusto con todo eso!
Lo tenía sobre él besándole el cuello, como si quisiera drenarle la vida por los labios.
Pero no se molestaba en responder ninguna de sus caricias, ni si quiera de mirarlo a los ojos o algo parecido. Simplemente no tenía interés por él aquel día, lo cual le parecía estupidamente imposible.
“Al menos gime” le escuchaba susurrarle al oído, le causo gracia. Argentine no pudo evitar estallar en carcajadas.
Obviamente eso molesto a Arshes, quien más colérico que de costumbre lo dejo a un lado como si fuera un trapo viejo y se marcho de la habitación maldiciendo.
¿Por qué se molestaba?
No era su culpa tener tanta pereza para el amor aquel lunes.
Siempre le había molestado que Argentine le obligara a -cuidar- lo que comiera; tenía la mentalidad de una chica sobre ese asunto, y era algo que detestaba.
Las dietas, lo sano, lo elegante… Le parecía increíble que la gente más rica y de alta sociedad fuera a restaurantes extremadamente caros a comer tres trocitos de animales que no sabían ni pronunciar y a beber licor añejo.
Por todo eso y porque simplemente le parecía extraño ver un comportamiento tan corriente en Argentine, fue que se quedo observando sin decir ni hacer nada como este saqueaba todo lo que había dentro del refrigerador y colapsaba el teléfono llamando a deliverys para vinieran lo mas pronto posible.
Por unos segundos, Arshes hizo la estupida comparación entre Argentine y los antojos de una mujer embarazada: Los de ella sonaban más coherentes…
Quedo atónito, y paso más de 5 minutos callado ante el acto que el ojigris había hecho; solo le vio alejarse y gritarle algo en francés que no había entendido para nada.
Había empezado con un simple juego.
Una guerra de insultos era con lo que solían matar el tiempo, todo iba bien; hasta que Arshes se le ocurrió meterse con lo único sagrado para Argentine.
Nota Mental: No volver a decirle a Argentine que es mal amante.
No lo vio venir, cuando por fin se dio cuenta ya se encontraba en el suelo con Argentine encima, tratando de arrebatarle de las manos su preciosa pintura de –El Carnaval del Arlequín- de Mirò
“¿¡Que piensas hacer con mi pintura!?”
“¿Qué crees? La voy a vender”
“¡Pero es mía! ¡mía! ¡mía! ¡mía!”
Se la arranco de los brazos y la sostuvo fuertemente contra él “¡No!”
“Tienes tanta basura que no te vendría mal deshacerte de ella”
“¿¡Basura!? ¡Es arte!” exclamo señalando las diferentes piezas que tenia desperdigadas por toda la sala “¡Si necesitas dinero solo pídemelo!”
Arshes suspiro y se cruzo de brazos; Argentine se asusto, pues lo miraba seriamente.
“A diferencia de las vacías muñecas con las que sales, a mi no me importa tu dinero”
Y dicho esto se marcho molesto, ahora no sabría con que pagar el supuesto viaje sorpresa en el cual irían a Venecia.
Argentine miro a su alrededor, tenia todo lo que un coleccionista podía pedir, todo incluso lo inútil.
Pero tanto era su apego que no se desharía de nada nunca, no importa cuan molesto Arshes estuviese con él… después de todo, uno es juzgado por lo que tiene.
Ira: Sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enojo. Estos sentimientos se pueden manifestar como una negación vehemente de la verdad, tanto hacia los demás y hacia uno mismo.
Arrojo el gran libro al suelo y se desmorono lentamente, como si se tratara de su último suspiro de vida.
“No puede ser…” murmuro llevándose las manos al rostro, sentía el calor agolparse en las mejillas y los ojos humedecerse de inmediato “¡No! ¡No! ¡No! ¡No!” golpeo con fuerza el piso y escondió su rostro entre sus rodillas, tratando de pensar calmadamente.
Era como si hubiera leído los síntomas de una enfermedad, y se la hubieran diagnosticado de por vida.
“Es mentira, no es verdad… no es verdad” sentía ira, cólera por no aceptar lo que sentía, por no entenderlo. Por no querer admitir lo que obviamente era verdad.
“Argentine”
La voz hizo que levantara la mirada asustado, pero al verlo su furia aumento más. Tanto así que le arrojo lo primero que encontro; pero Arshes lo esquivo, y este termino dando contra la puerta.
“¿Pasa algo?”
El ojigris hacia puños para no hablar, se mordía el labio inferior para que el dolor opacara la ira que tenia consigo mismo, ya no podía con todo esto.
“Argentine… ¿Qué pasa?” Ni el mismo Arshes supo de donde venia tanta comprensión
“… Me gustas…”
La conciencia y cordura morían armoniosamente por la excitación creciente, mostrada en cada caricia. Cayeron sobre la cama sin percatarse del tacto de las suaves sabanas, estaban tan consumidos por el libido y el calor que apenas sentían algo más que no fueran sus cuerpos.
Un pequeño gemido lastimero se desprendió de Argentine al ya no sentir los labios de Arshes sobre los suyos; este terminaba por susurrarle al oído, en tono poco audible pero que el ojigris pudo escuchar.
Deslizo lentamente la mano desde el cuello hasta el abdomen para meterla confiado bajo la fina y delicada camisa de Argentine, apreciando la suavidad de su piel y la provocativa textura.
El ojigris a su vez, se dejaba hacer. Estremeciéndose por el tacto de las hábiles manos; ocultando su nerviosismo y extraña timidez mordiéndose el labio inferior y clavando la mirada en su compañero.
Vio a Arshes acercarse a su pecho, primero escuchando el fuerte y enloquecedor palpitar del corazón, lo vio sonreír complacido. Cuantas ganas tenía de maldecirlo en aquel momento.
Arshes cerró los ojos y mordisqueo los pezones por encima de la ropa, provocando que se endurecieran por la caliente saliva que poco a poco empapaba la fina tela. Obviamente logro arrancarle un gemido de los labios de Argentine, quien se sonrojo de la excitación y vergüenza empuñando fuertemente las sabanas. Con un profundo jadeo, dejo caer su cabeza en el hombro del rubio y empezó a cubrirle el cuello con húmedos besos; para tímidamente intentar quitarse la camisa.
Arshes sonrió por el gracioso y a la vez tierno intento, paseaba una de sus manos en el vientre ahora desnudo, mientras la otra buscaba el pezón para seguir jugueteando.
Estrecho sus cuerpos aun más.
“Es increíble ver como te dejas hacer todo esto” murmuro riendo.
Argentine no respondió: Un silencio triunfal para Arshes, quien seguía haciéndolo gemir en su oído.
Bajo aun más la mano, introduciéndola tentadoramente por entre la ropa interior, notando la más que evidente erección del joven, quien tomo su mano con firmeza invitándole a tocarle ahogando un gemido ronco. Podría haberle dejado con la miel mojándole los labios, arrebatándole el instante de éxtasis y dejándole un sabor de vergonzosa decepción. Podría haber parado en aquel preciso momento, pues ya había conseguido lo que pretendía.
“Me dejo hacer todo esto y más solo porque eres tú quién me lo hace” Admitió Argentine con leves temblores de un placer extraño y masoquista.
Arshes dejo su pequeño lujurioso juego para mirarlo directamente a sus grises ojos, completamente avergonzado por lo que había acabado de hacer. Pues se había dado cuenta que Argentine lo necesitaba más allá de lo carnal.
Arshes despego la mirada del libro y la poso completamente extrañado sobre Argentine.
“¿Qué?”
“Responde” trato de animarlo buscando alguna respuesta “De que forma de suicidarías”
“¿Qué clase de pregunta es esa?” replico con gran tono de desagrado al arrojarle el libro; Argentine había sido noqueado por un gran volumen de –La Divina Comedia-
“Solo responde”
Arshes se cruzo los brazos y empezó a caminar alrededor de la sala, algo perturbado. Tal vez para molestar a Argentine o porque realmente meditaba sobre su futura respuesta, fuera cual fuera la razón ya estaba mareando al ojigris.
“Yo quisiera morir al mismo tiempo que mi amante” suspiro el joven ojeando el libro con el cual había sido atacado “Una muerte solitaria simplemente me parecería devastador”
Arshes se detuvo en seco y lo miro desafiante por unos instantes.
“¿Qué te hace pensar que a mi también me place morir contigo?”
“No has respondido”
“Morir junto a ti” bufo burlonamente volteando los ojos “¿acaso eso simbolizaría amor eterno? Pensé que eras más inteligente como para creerte ese tipo de patrañas. Deja de fantasear a lo Romeo y Julieta”
“…” Argentine se molesto por la manera insípida, seca y directa en que Arshes le había hablado.
¡Y sobretodo!
No había respondido su pregunta.
“Dije: quisiera morir junto a mi amante” hizo énfasis en la ultima frase “nunca dije que tú lo fueras” se cruzo de brazos fingiendo indiferencia “ni que fueras tan importante para mi”
Arshes lo miro con desagrado y se retiro, necesitaba aire y un lugar donde gritar.
Por su parte Argentine al menos ya sabría como matarlo, lo lanzaría desde la punta de su gran ego.
How to cheet up a broken heart.
Este último solo fingía para poder entender. Un gran suspiro inundo la habitación, y aunque el castaño no se inmuto en absoluto, volvió a asomar la cabeza por el hueco de la puerta.
“Ya llorara” empezó Adam, señalando como si fuera obvio “a algunos les afecta más tardíamente…”
Ethan por su parte difería, conocía muy bien a Argentine. Él no era de esos que se dejaba afectar tan fácilmente; y para él la muerte de Marianne no había significado nada.
Su atención volvió al rubio, quien en la habitación contigua jugaba con Lilith. Imitaba sus movimientos, rodaba por el suelo junto a ella e incluso copiaba sus gestos. Era como verse en un espejo; claro, si vieras reflejado a un gato en vez de a uno mismo.
La bola blanca salto hacia la mesita de noche y Argentine la siguió, quedando así frente a frente con la puerta. Esta se abrió, y aun en su trance felino quiso espiar para ver de quien se trataba.
La respuesta fue desagradable.
Lo vio entrar creyéndose dueño del recinto, y seguidamente se desplomo contra el sofá. Chasqueo los dedos y Lilita estuvo en su regazo ronroneando.
Argentine torció el gesto en disgusto. Le habían arruinado su juego.
Ninguno se percató que Ethan y Adam seguían observando.
Ethan Curioso y Adam con recelo. No solo era Argentine a quien le molestaba la presencia del nuevo inquilino. Creía saberlo todo, ¡y peor aun! Tocaba las cosas de Marianne como suyas.
Esto era lo que más le molestaba.
Por su parte, Argentine sentía repulsión sin razón. Generalmente no soportaba estar en la misma habitación que él por más de cinco minutos; Por eso era raro que siguiera ahí, mirándolo desde el suelo, como si estuviera apunto de atacarlo.
Y así lo hizo.
Se abalanzó sobre él como si fuese una fiera, como si fuese un gato.
Arshes contuvo la respiración un tanto turbado, además que Lilith en último momento salto fuera, rasguñándolo en la mejilla.
“Me das miedo ¿sabes?” comento sereno al tenerlo tan cerca. La mejilla estaba levemente manchada de sangre.
“Lo se” fue la simple respuesta que Argentine acompaño con una sonrisa; seguía curioseando con la mirada y manoseando con la punta de los dedos. Lo tocaba como a un trozo de comida extraña, para finalmente clavarse en su cuello y embriagarse con su aroma.
Si esto no era extraño sin duda era agradable.
“¿No deberías de estar por ahí lagrimeando?”
“¿te importa?”
“La verdad no”
La suspicaz sonrisa molesto a Argentine, deseaba fastidiarlo, pero parecía que Arshes lo disfrutaba.
Su repulsión casi aumento.
Escucharon el cascabel de Lilith cruzar el umbral de la puerta. Para ese entonces ya se encontraban tendidos en el suelo.
“¿Así que te pones autista cuando te deprimes?”
“La desesperación y el alcohol suelen sacar lo peor de uno; la depresión es solo un efecto secundario. Hay personas que beben por depresión; otras golpean, follan o lloran desconsoladamente”
“¿tu?”
“No estoy deprimido”
La noticia altero a Adam, y una gran rabia le embargo. Como Argentine dijo, los sentimientos podían sacar lo peor de uno. Mas Ethan lo detuvo antes de que este se atreviera a descargarse sobre Argentine, estaba más interesado en lo que fuera a pasar entre Arshes y Argentine que en la rabieta de Adam.
“¿tu?”
“No la conocí, entonces no tengo porque”
Se levanto desperezándose y tocándose levemente la mejilla manchada. El ojigris se inclino con intenciones de acercarse y la limpio con su legua… para después refugiarse entre sus brazos.
Arshes por fin lo entendió.
Al igual que Ethan; todos menos Adam, que moría de rabia por los actos del más joven del grupo.
Argentine no lloraba, no golpeaba, ni tiraba. Tampoco bebía {esto solo lo hacia por diversión} o tenia prospecto suicidas.
Él sustituía personas: Buscaba afecto, calor y amor.
Y Arshes había sido para él como la última coca-cola del desierto. Justo lo que necesitaba.
Si Bien Marianne nunca significo mucho para él, esta era una peculiar y perfecta excusa para bloquear lo que más dolía; la muerte de su madre. Y finalmente acercándosele.
Aunque le haya tenido recelo desde el momento en que llego.
Ethan entendía mejor que nadie.
Por otra parte Arshes se limitaba a abrazarlo, a estrecharlo entre sus brazos sin decir ni hacer nada.
Acariciando su cabello, suspirando profundamente.
jueves, 8 de enero de 2009
Photofobia.
La escalera se sacudió con un estornudo; y Mello cayó en seco contra el suelo. Con la nieve escurriéndosele por la ropa y el rostro completamente colorado.
“¡Matt!”
“Lo siento…”
El susodicho se limpiaba la nariz con la manga mientras lo veía enredarse aún más con las luces navideñas.
“¡Maldita nieve! ¡Maldito árbol! ¡Maldita Navidad!”
Levanto la mirada; ni siquiera iban por la mitad…
Ya todos habían entrado; calientes y esponjaditos alrededor de la chimenea de seguro. Mientras él y Matt seguían fuera adornando el árbol como castigo.
-Que absurdo para las vísperas- pensó el pelirrojo al encender un cigarrillo para calentarse.
“Listo~” canturreo entre alegre y amargado el rubio al conectar el cable; las luces se prendieron en hilera como si el árbol estuviera en llamas.
“¡Mierda, Mel!” gruño Matt llevándose las manos al rostro; los colores aun titilaban dentro de sus parpados. Para no pensar que se le habían quemado las retinas.
Tenía ojos sensibles.
“Estamos a mano” bromeo Mello arrastrándolo al interior de la casa; tomado de la mano para que no se perdiera: Pues aun no veía nada.
La mañana siguiente despertó con un golpe en la cabeza; “¡Matt!” su bota roja le habia caído encima, y dentro de esta habían un par de gruesos googles naranjas.
Supuso quien habia sido.
Mello empezó a pasearse a su alrededor; molesto y ansioso de que se los probase. Agitando su barra de chocolate recién abierta y presumiendo que se habia robado toda la caja que tocaba para el día. Tratando de parecer indiferente; pero los nervios le ganaron.
“Feliz Navidad” murmuro avergonzado al ver que el pelirrojo no hacia ni decía nada:
-No le gusto- pensó rabioso.
Matt siguió viendo el par de googles como si estos fueran a explotar; y después a Mello, que en su desesperación habia alcanzado el marco de la puerta.
Y sobre este, un muerdago.
Se apresuro antes de que el rubio saliera; haciendo un drama como de costumbre, y antes de que Mello pudiese separar los labios y gritarle indignado de que no le gustase su regalo, Matt se le adelanto y los sello con los suyos:
Un corto y tibio beso.
“Yo también, Mel” rió estupidamente al separarse y sonreírle.
“¡¿Yo también qué?!” exigió saber; Odiaba cuando Matt lo confundía.
Y como buen perro respondió: “Yo también te quiero”